La grandeza del HU se cimienta en el talento humano y la visión de quienes lo han dirigido. Su excelencia se consolida por muchos hombres y mujeres que en su paso por la vida le entregaron su tiempo, compromiso, pasión y conocimiento. Todo esto no hubiera ocurrido sin la cristalización de una idea visionaria que se gestó hace ya casi dos siglos (1828), en un México recién nacido, a menos de una década de haber promulgado su independencia. Su travesía en todo este tiempo ha tenido momentos difíciles y de gloria, cumpliendo holgadamente su compromiso educativo, social y de generación de conocimiento.

Aquí se formaron los primeros médicos para la región. Una etapa de más de un siglo que lo convirtió en el semillero de médicos para el norte de México. En la segunda mitad del siglo pasado, el HU inició sus posgrados. Nuevamente, el HU fue el recinto en donde se formaron los especialistas de la región, algunos de los cuales luego iniciaron otras escuelas de medicina. El esplendor de sus posgrados consolidó una madurez institucional que dio origen, a inicios de este milenio, a su tercera etapa, en la que la investigación se integró a su compromiso médico, educativo y social.

El porvenir del HU, una vez más, será próspero en crecimiento físico, en solidaridad social, en investigación, en formar los mejores médicos para poner tu salud en sus manos, y en el orgullo de pertenecer al ícono de la medicina en México. «Contar con los mejores profesores para formar los mejores médicos y así, mejorar la calidad de vida de la población y catalizar su transformación», la visión del HU será inmortal…